La tecnología avanza rápido y ha permitido el desarrollo y evolución desde las gigantescas bombas industriales que se usaban hace muchos años hasta las bombas peristálticas que destacan por su reducido tamaño y simplicidad.

 Bomba autoaspirante, grandes posibilidades y ventajas

Por muy pequeñas que sean las bombas persitálticas no podemos dejarnos engañar por su tamaño. Una bomba peristáltica no deja de ser una bomba autoaspirante que tiene un elemento tubular compuesto en elastómero o termoplástico que evita que el fluido se pegue y mejora el mantenimiento de la bomba.

El tubo va alojado en el interior de la bomba y tiene como función la compresión del mismo mediante la acción giratoria del rotor a través de las zapatas o rodillos que fuerzan el tubo.

El movimiento es el siguiente: los rodillos comprimen el tubo, éste ejerce el vacío y aspira el fluido y posteriormente al acabar el tubo vuelve a recuperar su forma inicial.

Los fluidos, líquidos y semi sólidos que aspiran las bombas peristálticas penetran en el interior de sus cavidades y es empujado suavemente a la salida a través de la siguiente zapata. Precisamente, el control de empuje constante y suave de esta clase de bombas es una de sus características más importantes.

Una bomba autoaspirante no deja de ser una bomba volumétrica, pero con un rendimiento superior y unas características aptas para el tratamiento de aguas, la toma de muestras de agua y acciones similares para controlar el estado

 El uso de la bomba autoaspirante

La tipología de las bombas peristálticas permiten su uso más allá de aguas de consumo humano, sino que pueden ser usadas para la toma de muestras de aguas para realizar análisis químicos y microbiológicos, para el muestreo en pozos con altos niveles freáticos (capa impermeable del subsuelo) y estudio de líquidos en instalaciones subterráneas.

En ocasiones, es difícil acceder a obtener muestras representativas del agua para determinar su calidad microbiológica y saber si es apta para consumo o si es de interés sanitario. Para ello, es necesario el muestreo del agua captada in situ mediante bombas pequeñas capaces de trabajar a altas profundidades y en lugares de difícil acceso.

Hay que pensar que estas bombas no solo se usan para la toma de muestras, sino para la aspiración de líquidos y metales semipesados altamente tóxicos en sectores tan peligrosos, demandantes y poco tolerantes con la maquinaria como son la minería, el sector petróleo, etcétera.

Sin embargo, una bomba autoaspirante o bomba volumétrica negativa encaja en la función de toma de muestras gracias a su tamaño lo que permite que se cuele por casi cualquier tubería o rincón. Además, el rendimiento está totalmente garantizado ya que podemos controlar la dosificación y el trasvase del agua o líquido de una forma fácil y sencilla.

Finalmente, el mantenimiento de un aparato como una bomba autoaspirante es mínimo ya que el fluido no penetra en la bomba y el tubo permite una fácil limpieza, además de un fácil acceso y cambio en cuestión de apenas segundos. De esta forma, se reducen los costes en tiempo y dinero ya que la bomba puede trabajar de forma continua durante horas sin atorarse.

¡En resumen, si necesitas realizar tomas de muestra, una bomba autoaspirante es tu mejor aliado!